Tulum, Quintana Roo. Los 10 refugios que se habilitaron en Tulum por el paso del Huracán Beryl se llenaron de foráneos que visitaban el municipio por razones laborales o familiares.
Es es del caso de Montse, una niña que celebró junto a familia su cumpleaños número dos en el refugio habilitado en Colegio de Estudios Científicos y Tecnológicos (Cecyte) de Quintana Roo.
Entre pupitres arrinconados para dar espacio a colchonetas y cobijas donde dormirán familias desalojadas de la zona de Punta Allen —a la orilla de la costa—, la madre de Montse y seis familiares más, todos provenientes de Monterrey, Nuevo León, le cantan las mañanitas a la pequeña de dos años observa el pastel color rosa que su familia alcanzó a comprarle en un super mercado.
“Le tocó celebrar acá, en el mero Huracán”, dice su madre entre risas.
La joven de 23 años reconoce que le provoca temor el huracán, pues en la región de la que proviene este tipo de fenómenos metereológicos no son comunes, sin embargo, dice sentirse tranquila al estar rodeada de su familia e incluso de su perro, pues en este refugio también se habilitó un espacio para las mascotas.
Otro caso es el de Gabriel y Pedro, provenientes de la Ciudad de México, que por el huracán se quedaron sin trabajo y sin un lugar para pernoctar durante el paso Beryl.
Ambos se enteraron del refugio por medio de las autoridades y decidieron acudir para esta seguros.
“Esta semana nos quedamos sin trabajo y pues andamos en la calle, por eso es que venimos a pedir el apoyo del albergue para no pasar lo del huracán allá afuera”, dice.
A los refugios empezaron a llegar las familias desde la noche del miércoles, en su mayoría provenientes de otros estados del país, explica el personal del municipio de Tulum que coordina el funcionamiento de estos espacios.
Afuera del refugio, los martillos, taladros y cortadoras de madera trabajan a contrarreloj para asegurar comercios y viviendas del impacto del fenómeno meteorológico que se prevé impactará como categoría 2 en la escala Saffir-simpson.
Un grupo de tres hombres trabaja a toda prisa para proteger el módulo de renta de vehículos a los cientos de turistas que aún toman en sol en las calles de este destino turístico, que a las 13:30 horas marcaba 28 grados de temperatura.
Otros más esperan tranquilos el paso del huracán, una mujer y su esposo continuaban con la venta de palanquetas en un crucero en el que aún pasan turistas extranjeros en motocicletas y bicicletas rentadas que abundan en las calles de Tulum.
El hombre, de 45 años, dijo que él y su familia no se prepararon para el impacto del huracán, pues la situación económica se los impidió.
“No hay plata, por eso estamos trabajando aquí. Si hubiera dinero nos hubieranos surtido pero ya hasta están cerrando, el Seven ya lo cerraron, ya están cerrando la mayoría de las tiendas y como no hay dinero, pues de dónde vamos a agarrar para comprar”, dijo.
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Ambos mencionaron que están dispuestos a ir a algún refugio en caso de ser necesario, en los cuales se espera la llegada de hasta 5 mil personas.
