PUEBLA. “Cremar un cuerpo con coronavirus te pone nervioso, no te miento, se siente miedo, además mi familia se preocupa, pero es parte de mi trabajo y si sigo las medidas necesarias, el riesgo disminuye”, compartió Roberto Hernández Rosas, quien trabaja en la funeraria Capillas del Recuerdo, y ha tenido que cremar a tres personas que fallecieron por Covid-19.
Roberto es cremador desde hace un año, pero trabaja en los servicios funerarios por más de cinco y, desde que se anunció la emergencia sanitaria por la pandemia, él y la empresa para la que trabaja siguen todos los protocolos establecidos por la Secretaría de Salud.
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El señor Hernández está casado y tiene dos hijos, incluso su esposa es diabética, situación por la cual debe ser más cuidadoso en realizar su trabajo. No obstante, todos sus familiares valoran su empleo y lo consideran muy valiente por seguir trabajando con tanto empeño.
“Es difícil porque nosotros somos el último paso para despedir a un familiar y con esta situación hay temor, pero estamos conscientes de que si seguimos el protocolo y nos cuidamos, no deberíamos de tener problemas. En la casa mi esposa se preocupa, sabe el grado de la enfermedad, pero siempre me dice que haga mi trabajo al cien y que todo saldrá bien”, señaló Roberto.
Preparar a una persona que falleció por este virus no es fácil, ya que se necesita un equipo especial que consiste en overol de pies a cara, botas, batas, lentes, guantes y despachador de liquido sanitizante; en el caso de los guantes, cubrebocas, protectores y batas son utilizados sólo una vez y se tiran inmediatamente en bolsas especializadas que indican que son Residuos Peligrosos Biológico e Infecciosos (RPBI).
Aunque están prohibidos los manejos del cuerpo como embalsamiento o arreglo estético (esto por seguridad de los dolientes y por seguridad del personal) en las funerarias siguen haciendo el procediendo de recibir el cadáver, sólo que esto ya es con en una bolsa biodegradable y se sanitiza constantemente el equipo, los vehículos que se ocupan para trasladar los cuerpos, así como el calzado que ocupan los trabajadores.
Si la persona falleció en el hospital piden el acta de servicio médico de defunción y ellos pueden recoger el cuerpo sin problemas, pero si murió en el domicilio, los familiares deben de notificar al Ministerio Público, para que ellos envíen a un personal especializado y se diagnostique la muerte correctamente.
SIN VELACIONES
El trabajo en una funeraria suele ser difícil, pero ahora por la contingencia se ha complicado más, ya que la indicación es que no se realicen servicios funerarios en las salas, lo que ha hecho este proceso más doloroso para los familiares. “Algunas familias lo aceptan a la primera, entienden que deben ser cremados de inmediato, pero hay familias que les cuesta trabajo, les duele mucho porque están acostumbrados a velarlos y a estar juntos, se les hace muy complicado. En la mayoría de los casos han aceptado y recortando el tiempo”, agregó Roberto Hernández.
Por su parte, Luis Zapata, encargado de marketing de Capillas del Recuerdo, dijo que debido a que las ceremonias de velación fueron suspendidas, la funeraria está ofreciendo velaciones virtuales.
Sin embargo, esta opción no está siendo muy solicitada y sólo la ha pedido una familia. La funeraria otorga una clave y pasa un link para que los familiares puedan ver la transmisión de la velación y se pueda recrear una ceremonia.
En su opinión, este servicio no ha sido tan solicitado por el costo, ya que las velaciones rondan entre los 13 mil y 15 mil pesos, y en estos momentos la mayoría de las personas piensan en guardar dinero.
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