TAPACHULA. Desde la anexión de Chiapas a México en 1824, Tapachula ha sido por 197 años la puerta sur del territorio nacional de miles de migrantes, lo cual ha contribuido al enriquecimiento cultural de la ciudad, desde la migración de alemanes de finales del siglo XIX y principios del XX, pasando por la llegada de japoneses en los años 30 y 40, hasta el actual arribo de haitianos.
A finales del siglo XIX, la industria del café tuvo un auge importante en el mundo y los empresarios europeos buscaban tierras para cultivarlo, la región del Soconusco atrajo a cientos de alemanes que fundaron las fincas de Nueva Alemania y Hamburgo, alrededor de las cuales crecieron comunidades donde apellidos como Edelmann, Zwanzinger o Nauman emparentaron con los Córdova y Ordóñez.
Justamente un Edelmann, de nombre Arthur, llegó en 1888 a la región por invitación del gobierno de Porfirio Díaz para desarrollar una finca cafetalera, la Hamburgo, cuyo legado se mantiene hasta nuestros días.
La Tapachula cosmopolita también se alimentó con la llegada de japoneses. La primera colonia de estos en Latinoamérica se fundó en Acacoyagua, Chiapas, a unos kilómetros al norte de Tapachula. La colonia Enomoto fue creada a instancias del ministro de relaciones exteriores de Japón, Enomoto Takeaki.
Estos primeros inmigrantes japoneses fracasaron en su intento de crear fincas cafetaleras, sin embargo, sirvieron de base para la llegada de más compatriotas durante los siguientes años, principalmente en los 30 y 40, cuando muchos salieron de Asia por el creciente militarismo japonés y la derrota en la Segunda Guerra Mundial.
Por ello, hoy en día es común que muchos tapachultecos lleven los apellidos Horita y Nakamura y explica que uno de los principales bulevares de la ciudad lleve por nombre Príncipe Akishino.
CARAVANAS
No obstante, desde 2018 a la fecha, un fenómeno migratorio sin precedentes sorprendió a Tapachula: decenas de miles de migrantes comenzaron su transitar desde Centro y Sudamérica con destino a la Unión Americana, sin embargo, el origen de estos migrantes estaba más allá del continente.
Haitianos, africanos, indios, rusos, pakistaníes acompañan hoy día a los salvadoreños, nicaragüenses y hondureños que tradicionalmente cruzan por esta frontera. También llegan una gran cantidad de cubanos, brasileños, venezolanos y colombianos que ven en México un puente para lograr una mejor vida.
Esta oleada de migrantes lo que más ha influenciado es la gastronomía de Tapachula, donde lo mismo se puede probar desde una pupusa hondureña con su loroco, arepas venezolanas, cortes de carne argentina o el tradicional platillo haitiano de cerdo frito que va bañado de salsa negra, con plátano frito y ensalada de repollo con zanahoria.
Luis Paul, originario de Haití, tiene un restaurante en el centro de la ciudad llamado Julien, a donde llegan sus connacionales en busca de alimentos para sentirse como en casa.
A diferencia de sus paisanos, Luis Paul busca quedarse en Tapachula y sacar adelante a su familia. “Acá se puede vivir bien y trabajar, además nadie vende comida para nosotros, así que por ello instalé este restaurante que tiene sólo cuatro mesas y que atiende principalmente haitianos que llegan en busca de nuestra comida”, abunda.
DERRAMA ECONÓMICA
Durante este fenómeno migratorio que lleva al menos tres años, Tapachula ha activado su economía mediante el comercio establecido e informal. El rubro hotelero recibió un envión económico cuando cubanos, senegaleses y nigerianos quedaron varados por meses en la ciudad y tuvieron que hospedarse; otros decidieron rentar una casa o departamento, sin embargo, los propietarios de estas viviendas muchas veces excedían el precio de la renta ante la gran demanda de extranjeros.
Al ubicarse en el primer cuadro de la ciudad en espera de su resolución migratoria, los principales mercados y restaurantes de la ciudad se vieron beneficiados ante el ingreso económico que generaban los migrantes por la compra de sus alimentos, incluso, aperturaron decenas de fondas con comida extranjera: cocina de Bangladesh, cubana, africana, del Mediterráneo y árabe.
También el transporte público recibió una fuerte derrama económica de los miles de migrantes que visitaron la ciudad, incluso algunos hasta cobraban en dólares, pues era el circulante que muchos migrantes portaban.
No obstante, en el punto más crítico de la migración, los extranjeros, principalmente haitianos, comenzaron a bloquear carreteras federales, afectando así otra de las principales fuentes económicas de la región: la producción agrícola.
Caficultores, soyeros, bananeros, productores de cacao y de diversos productos resintieron graves pérdidas por estos bloqueos, así como transportistas que llevan mercancías hacia Centroamérica.
De igual forma, cierta parte de los migrantes comenzaron a delinquir y a ocasionar disturbios en las colonias y fraccionamientos de la ciudad, situación que constantemente tuvo en molestia a la ciudadanía
Y es que 70 por ciento de la economía de Tapachula depende del ingreso de los guatemaltecos que visitan la ciudad para realizar compras y posteriormente venderlas en su país, ya que el cambio de divisas les beneficia, pues actualmente un quetzal cuesta 2.67 pesos mexicanos.
Los empresarios de la Perla del Soconusco consideran que siete de cada 10 pesos que gastan en la ciudad provienen del principal socio comercial de Tapachula que es Guatemala.
Según representantes de las Cámaras de Comercio, son alrededor de dos mil 500 tráileres que transportan mercancía entre México y Centroamérica.
Otros que dejan una derrama económica importante en la ciudad son los migrantes que reciben remesas de sus familiares y gastan en los comercios locales, hoteles, restaurantes y en la renta de sus viviendas. José Pascual Necochea Valdez, presi- dente de la Coparmex Costa de Chiapas, explicó que hay migrantes que reciben hasta mil dólares al mes de remesas, que se transforman en 20 mil pesos mexicanos aproximadamente, y ese recurso se quede en la ciudad.
Detalló que a los migrantes se les puede observar haciendo grandes filas en las tiendas transaccionales en donde cobran el dinero que les mandan sus familiares o amigos que están en Estados Unidos.
Indicó que según datos oficiales en la ciudad en los meses de junio y julio de este año fue cuando la ciudad llegó a tener 120 mil migrantes y si a cada uno de ellos les mandan mil dólares al mes, Tapachula recibía más de dos millones de pesos de remesa.
“Hay que considerar que no todos los migrantes tienen familiares en Estados Unidos, pero ese cantidad podría ser menos o más, sin embargo, eso no se puede determinar”, puntualizó el representante empresarial.