MONTERREY. La madrugada de ayer fueron trasladados 600 reos del centro de readaptación social de Topo Chico, en Monterrey, hacia el penal de Apodaca como parte del cierre definitivo de esta instalación carcelaria que el gobierno de Jaime Rodríguez Calderón, El Bronco , busca convertir en un parque y centro cultural.
La ceremonia del cierre de Topo Chico será mañana, cuando los últimos 150 reos participen en un evento encabezado por el gobierno estatal que de manera simbólica cerrará el portón del centro penitenciario que estaba en funcionamiento desde 1943, construido por el entonces gobernador de Nuevo León, Bonifacio Salinas Leal.
HISTORIAL SANGRIENTO
Topo Chico es sinónimo de violencia, motines, hacinamiento y violaciones a los derechos humanos. A lo largo de su historia la cárcel ha sido escenario de diversos hechos sangrientos, entre los que destacan el asesinato del entonces director Alfonso Domené Flormillán, el 27 de marzo de 1980, el cual fue secuestrado por internos que se amotinaron en busca, primero, de mejores condiciones de vida al interior de la cárcel, y luego de su libertad.
Sin embargo, el hecho que conmocionó a la prensa mundial fue el motín registrado el 11 de febrero de 2016 en el que al menos 49 reos perdieron la vida y decenas más resultaron heridos luego de un motín en el que se enfrentaron miembros de grupos del crimen organizado por el control del penal.
Aquel día, el gobierno del entonces recién electo Jaime Rodríguez Calderón, primer gobernador independiente del país, explicó que el motín se debió a que integrantes del Cártel de Golfo se enfrentaron a miembros del grupo criminal Los Zetas en una represalia por la muerte de Jorge Hernández Cantú, El Comandante Credo.
El enfrentamiento que duró poco más de dos horas al interior del penal derivo, al exterior, en una riña orquestada por familiares de los internos que habían acudido a Topo Chico para conocer el estado de salud de sus seres queridos quienes les habían notificado vía telefónica sobre la masacre que estaba ocurriendo al interior.
En junio de ese mismo año tendría lugar otro motín en esa cárcel, con un saldo de tres muertos y una veintena de heridos.
APODACA Y CADEREYTA, EN LAS MISMAS
Los internos de Topo Chico fueron reubicados en los penales de Cadereyta y Apodaca, los cuales cuentan con sus propios historiales de motines y masacres.
El 19 de febrero de 2012, 44 reos de Apodaca fueron asesinados y 37 desaparecieron en condiciones misteriosas del penal, en lo que las autoridades manejaron como una fuga masiva. Ese mismo año, el 20 de mayo, 14 reos perdieron la vida en un incendio provocado en el pabellón psiquiátrico del mismo penal.
El 10 de octubre de 2017, el penal de Cadereyta fue escenario de un motín que dejó, según cifras oficiales, 18 reos muertos.
Sin embargo, defensores de derechos humanos señalaron que fueron más de 50.