COATZACOALCOS, Ver.- “Todo era caos. La gente corría por todos lados y los gritos se mezclaban con las sirenas”, asegura la trabajadora de una farmacia ubicada a unos metros del bar Caballo Blanco.
La noche del martes 27 se encontraba de guardia cuando escuchó parte del drama y aunque su primera intención fue salir a ver si podría ayudar en algo, el miedo la hizo permanecer en su lugar de trabajo. “Nos dijeron primero que era una balacera, luego que era un incendio y ahí fue cuando pensé en asomarme para ayudar en algo, pero luego volvieron a decir que era un ataque al bar y fue cuando decidí no ir”, explica.
A tres días del atentado que cobró la vida de 29 personas, los alrededor a la calle Román Marín no han vuelto a la calma. La constante presencia de patrullas, autoridades y representantes de medios de comunicación hacen que la zona permanece rodeada. Sin embargo, el resto de la población comienza a recuperar la calma.
Ayer, el elemento del Cuerpo de Bomberos de Coatzacoalcos que requirió atención médica debido a la inhalación de humo, volvió a trabajar.
En total fueron 13 los elementos, entre ellos el comandante, que auxiliaron en las labores de auxilio del Caballo Blanco. “Espero algún día poder contarlo porque también servirá como una especie de catarsis”, asegura un bombero que reconoce que debido a las investigaciones que existen en torno al caso no pueden proporcionar ningún detalle.
“Fue muy impactante para todos. La gente cree que somos héroes, pero no, este tipo de cosas nos duelen profundamente”, dice.