TAPACHULA. La política migratoria en México ha dado un vuelco brusco en los últimos días, pues los migrantes ahora tienen que recurrir a una tramitología aún más compleja que los mantiene amarrados a la frontera, ya que todo el procedimiento para obtener permisos de tránsito debe realizarse en la misma ciudad.
El Instituto Nacional de Migración (INM) modificó el procedimiento para expedir los permisos de salida, que anteriormente permitían a extranjeros de cualquier nacionalidad moverse hacia cualquier parte del país en busca de visas humanitarias o permisos que les dejaran continuar su camino hacia la frontera norte.
Migrantes extracontinentales siguen siendo ignorados por el INM
En el caso de cubanos, con el permiso de salida tenían un periodo de 20 días para abandonar el país con dichos permisos. Sin embargo, ahora los migrantes que realizan el procedimiento para adquirir el permiso de salida, en la Estación Migratoria Siglo XXI, tienen que dirigirse de forma inmediata a las oficinas de regulación migratoria situadas al sur de Tapachula.
La situación pareciera mejorar en el marco legal de la estadía de migrantes en el sur de México, sin embargo, para los mismos beneficiados con este proceso se trata de una manera de ahorcar aún más a la comunidad extranjera que permanece varada en esta región del sureste del país.
"Se han dado casos de gente que es asegurada por agentes migratorios o que se entrega a las autoridades para promover estos permisos, sin embargo, cuando hacen la expedición del permiso de salida los datos del ciudadanos extranjeros van mal, ya sea porque no hubo entendimiento entre agente y migrante, porque se habla otro idioma y a veces por una letra que vaya mal los rechazan en regulación migratoria y ya no pueden procesar de nuevo el permiso de salida", cuenta uno de los abogados que asesora a cubanos afuera de la Estación Siglo XXI.
Ciudades cárceles
Para Irineo Mújica, activista y director de la organización Pueblos Sin Frontera, se trata de una estrategia para complacer a Donald Trump, que desde inicios de 2019 obligó a México a contener los flujos migratorios en la frontera entre México y Guatemala.
"Los migrantes son la moneda de cambio entre México y Estados Unidos, lo único que buscan es desalentar a los extranjeros mediante el tiempo y de esa manera lograr la contención, los aburren, los limitan y cometen vejaciones contra los derechos humanos", afirmó.
El INM informó que luego de la reapertura el pasado 6 de mayo de las oficinas de Regulación Migratoria, se realizaron mil 652 trámites, y en un total de 15 días contabilizaban tres mil 340 extranjeros atendidos, pero desde esa fecha hasta julio presente el número de solicitudes ha bajado estrepitosamente.
Desde entonces, la intención de cubanos, haitianos, africanos y centroamericanos por lograr un permisos o visa, ha sido menor y en cambio las solicitudes en la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) se dispararon sin cautela.
Ahora cientos de africanos permanecen varados la puerta sur de México, en municipios como Tapachula y Suchiate. Lo mismo ocurre con cubanos, que ya son minoría, y extranjeros de otras nacionalidades como Bangladesh e India, todos en busca de un permiso que les de la libertad de llegar al norte del país.