CHIHUAHUA. Estuvo en riesgo nuestra vida, aseguró el delegado de los Programas Sociales en Chihuahua, Juan Carlos Loera, quien aseguró que un grupo de choque se infiltró en las protestas en Ojinaga por la extracción de agua de la presa El Granero el pasado martes y que amenazó a los funcionarios de los tres órdenes de gobierno con tomar sus vidas.
Productores de Ojinaga retuvieron el pasado martes a funcionarios en la presidencia municipal en protesta por la extracción de agua de la presa El Granero, que es llevada a Estados Unidos como pago de agua que la Comisión Nacional del Agua y el gobierno de Chihuahua deben hacer como parte del Tratado Internacional de Aguas.
Mencionaron que llevaban dos días completos con las válvulas abiertas, que extraían aproximadamente 19 metros cúbicos por segundo, situación que afecta a usuarios del agua que tiene cultivos desde Aldama hasta Ojinaga.
Juan Carlos Loera señaló que dialogó con los campesinos de Ojinaga durante más de seis horas, pero no lo dejaron retirarse hasta que lograron cerrar parte de la extracción de agua, lo cual se anunció cerca de las 23:00 horas, cuando cedió personal del gobierno federal.
“Hemos sido liberados de la presidencia municipal de Ojinaga, vivimos un grave riesgo ante una turba que actuó agresivamente. Un grupo de choque se infiltró en la protesta y amenazaron con tomar nuestras vidas” refirió el delegado en sus redes sociales, para anunciar su liberación de esas instalaciones cerca de las 7:00 horas
“El domingo hubo una manifestación pacífica de los productores agrícolas de la región, en donde expresaban su inconformidad por el aumento de la extracción de la presa El Granero; ellos tomaron las instalaciones del puente internacional, por lo que realizamos mesa de diálogo para buscar apoyarlos”, explicó como antecedente del conflicto el presidente municipal de Ojinaga, Martín Sánchez.
Dicha mesa desencadenó la molestia de aquellos que esperaban una resolución a los descontentos por un aumento en la cantidad de extracción de agua, la gente se molestó, retuvieron a los funcionarios y dañaron los automóviles.
Luego de que los ánimos se calmaran, a altas horas de la noche, los campesinos continuaron con su bloqueo en las inmediaciones del aeropuerto, en donde se postraron a esperar una respuesta por parte de las autoridades. Respuesta que llegó en forma de decenas de unidades de las fuerzas estatales, quienes desalojaron a los manifestantes sin mayor problema.
“En la mañana llegaron cerca de 80 unidades de la Comisión Estatal de Seguridad, quienes pidieron que dejaran las instalaciones. Nos agarraron como al Tigre de Santa Julia, pues los líderes estaban cansados y todo el día ha estado fallando la red de telefonía”, explicó José María Loera, uno de los miembros de la Asociación Civil de Usuarios de Riego en Ojinaga.
Sin embargo, a pesar de que los ánimos se habían subido de nivel un día antes, ayer las cosas estuvieron más tranquilas, pues el calor, la falla telefónica y otros factores no permitieron que las protestas pudieran seguir por el mismo rumbo y la población siguió con su vida cotidiana.
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