A unos días de que el centro penitenciario Topo Chico cierre sus puertas para convertirse en parque, durante la madrugada trasladaron a 900 reos al Cereso de Apodaca. Se espera que esta semana otros 1550 internos serán también reubicados.
En un operativo que duró cerca de siete horas, 750 elementos de diversas corporaciones policiales estatales y federales llevaron en 30 autobuses a los internos hacia lo que será su nueva casa al norte de la zona metropolitana regiomontana.
El contingente fue conformado por unas 60 patrullas de Fuerza Civil, 15 vehículos de la Fuerza Penitenciaria, 14 de la Guardia Nacional y 100 militares, además de dos ambulancias, así como 20 elementos de la Policía Federal en cinco patrullas y un helicóptero.
Inicialmente los reos fueron sacados de sus celdas y llevados hasta la cancha de fútbol del Topo Chico donde se les tomó lista y posteriormente subieron a los autobuses.
Todo el proceso fue supervisado por personal de la Comisión Estatal de Derechos Humanos quien realizó una documentación detallada de cada interno.
También observaron las asociaciones civiles Faro en el Camino, Promoción de Paz, Voluntarias Vicentinas y Piscare.
Por unas dos horas realizó el acomodo en los autobuses y poco después de las 3:40 horas salió los autobuses del penal que cierra sus puertas tras 76 años de labores.
Fueron al menos 45 minutos lo que duró el viaje de los internos hacia el norte de la Ciudad, al filo de las 4:50 horas llegaron al Cereso en donde fueron recibidos por Fuerza Penitenciaria de Apodaca para iniciar su proceso de internamiento.
Tras ser identificados en listas, les tomaron una fotografía, revisaron sus documentos y finalmente, realizaron una revisión corporal para después ser ingresados a las celdas.
Se tiene programado otro traslado la noche del jueves para 900 reos más, después otros 600 y 150 durante el fin de semana.
El lunes habrá una ceremonia oficial en la que se anunciará el cierre de la prisión.